La música es el lenguaje del alma que es apreciado en cualquier región cósmica que se manifieste. La música es el medio en cual se manifiestan las emociones ya sea de baja o alta vibración espiritual.
Existen en el con fin del universo seres espirituales que se encargan de elevar el nivel de vibración en las almas que se mantienen en una vibración baja a través del pensamiento y sentimiento transmitido a través de la música, creando melodías armoniosas que elevan el pensamiento Cristico de las almas.
"Dios es el regente cósmico, organiza y dirige la orquesta sinfónica sideral bajo su augusta y eterna batuta, y a semejanza de la poesía, belleza e inspiración, el éxtasis que la música produce tiende a manifestarse graduativamente en la consciencia del espíritu"
Toda composición musical surge primero en el plano mental, en el silencio del alma del compositor. Donde se forman las frases y las melodías, llevando en ellas la emoción y sentimientos de sus compositores.
"En el mundo astral los sonidos se producen en perfecto ajuste vibratorio con los colores, luces y perfumes, y se unifican a la temperatura del medio donde se propagan y que se percibe a través de la sensibilidad peri-espiritual."
En los mundos del astral elevado todo participa de la música, porque el ambiente es claro y tenue. Es como un océano atmosférico de luces, colores y perfumes que se transforman en un campo vibratorio y sonoro, proporcionando espectáculos de belleza deslumbrante y combinaciones paradisíacas.
Los compositores del mundo espiritual se alegran cuando logran filtrar la melodía a satisfacción que ellos mentalizan en el plano espiritual. Procuran inspirarlos y muchas veces se esfuerzan por colocarse en la faja vibratoria de sus emociones, buscando artistas y músicos que mejor se sintonicen con ellos en espíritu, para materializar fácilmente las ideas imponderables en sonidos físicos.
No basta con la capacidad de un artista o compositor encarnado para reproducir el pensamiento de otro compositor desencarnado, es necesario que se sintonice con su moral e índole psicológica.
Los artistas y los músicos prosiguen tenazmente en sus esfuerzos para que sea intenso y familiarizado ese intercambio de belleza espiritual. Los espíritus desencarnados y afligidos que permanecen vagando por sus hogares, hospitales, cárceles o en los lugares que más les atraía, cual entes imantados por falta de ánimo y energías, se reaniman y balsamina cuando se sienten envueltos por las ondas benefactoras de la armonía musical.
Por medio de las dulces vibraciones de los acordes musicales se les evocan panoramas afectivos y pacíficos, suavizándoles la rutina espiritual, emocionándose y conmoviéndose en medio de los mares de sonidos terapéuticos, infundiendo al alma cierta vibración sedativa de religiosidad benefactora. Surgiendo las condiciones favorables para que las entidades dedicas al bien puedan ayudarles, cambiando su vibración hacia un mejor padrón astral.
"La música es una continua afirmación de que existe un mundo de encantos y sentimientos elevados, donde nuestras almas han de refugiarse algún día"
Los espíritus que ambulan por la superficie de la tierra que bien pueden estar desempeñando una misión sacrificial o ser simplemente sufrientes, buscan ambientes y condiciones afines a sus gustos y estados psicológicos. Los espíritus sensibles y cultos no simpatizan con los lugares donde se ejecuta música sensual, grosera y chillona.
La música elevado despierta recuerdos y alegrías inofensivas, como reduce las fronteras entre el mundo espiritual y el material, porque sus vibraciones de orden superior se conjugan con las emociones y pensamientos constructivos de los buenos espíritus.
La música sensual y grosera aún siendo de vibraciones bajas tiene un porque en el existir en la vida terrena y es el ser un escalón hacia las elevadas sintonias de la vida espiritual que poco a poco se ira esclareciendo en el despertar de la consciencia de cada individuo. Dios nuestro padre sabe perfectamente que en la evolución de cada alma se inicia desde lo mas primitivo hasta llegar a la superioridad espiritual que el nos exige.
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